La creación de artículos para vestir un hotel es compleja, sobretodo, por las especificaciones técnicas que queremos que cumplan para que tengan una larga vida útil, un gran confort y que sean rentables para nuestros clientes.
La vida útil de las prendas está relacionada directamente con el lavado de las mismas, tanto en su número como en todas las partes del proceso de lavado.
Además, la lencería de hotel está compuesta por prendas cuyos tejidos suelen estar en contacto directo con la piel de los huéspedes de un hotel. Por ello, un buen lavado conservará las prendas con una suavidad, un confort y una desinfección que procurará bienestar y seguridad al usuario del hotel.
Hemos querido escribir unos consejos que sean de utilidad a nuestros clientes en la toma de decisiones relacionadas con el proceso de lavado para exigir el máximo de higiene, limpieza y desinfección de las prendas.
En el caso de prendas para el baño y la cama (toallas, albornoces, sábanas y fundas), dos son los consejos que destacamos:
- Temperatura de lavado: a partir de 60ºC se realizará una desinfección satisfactoria. Tanto las prendas blancas de algodón 100%, como sus mezclas con poliéster soportan esta temperatura y más. Si son de color, no convendría sobrepasar los 70ºC por cuestión de la solidez de algunos colorantes.
- Aplicación del cloro (lejía): Este oxidante realiza una función fundamental en la desinfección de todo elemento orgánico (bacterias, hongos, virus) Cuanta más temperatura tenga el baño, más intensa es su acción oxidante. Pero también oxidará la celulosa y, por tanto, producirá una degradación de las fibras de algodón. Por ello las normas de lavado a 60*C no deben extenderse al momento en que el cloro esté en la lavadora. La temperatura máxima recomendable para la aplicación del cloro no debe rebasar de los 40/42ºC , y se deben realizar los aclarados necesarios para no dejar restos sobre las prendas, ya que en el proceso de secado producirían una gran acción oxidante. En caso de no respetar estas recomendaciones se produciría una gran acción higienizante pero una degradación prematura de las prendas.
En el caso de prendas que no son de lavado diario como los rellenos de almohada, edredones, así como los protectores de colchón, pueden ser tratados indiviualmente mediante el rociado (spray) de un producto bactericida y que contenga un absorbente que disuelva la capa exterior de los virus dejando que actúen los iones de plata sobre el núcleo del virus, destruyendo su estructura y, por tanto, su reproducción.
Protección de prendas durante su almacenamiento. Para proteger aquellos complementos de cama como almohadas, cuadrante y mantas que se guardan en los armarios de las habitaciones como cortesía, se utilizan bolsas de tejido “non woven” de polipropileno laminado (TNT).